Domingo, 5 de junio, último día del curso de barrancos que damos en el Cefire d'Ontinyent. Toca, nuevamente, madrugar. A las 6h 30' me pongo en marcha para el desayuno y mirar todo el material por última vez. A las 8 he quedado con dos amigos más: Amparo y Xema para acercarnos al pueblo de Abdet, cerca de Guadalest y Confrides. En Abdet hemos quedado a las 10 ya almorzados y vestidos con el neopreno para iniciar la aproximación al último barranco de este curso de iniciación. El día se presenta soleado y con unas magníficas vistas del Aitana, el pico más alto de Alicante.
Iniciamos la dura y penosa prueba de ponernos los neoprenos y hoy, aún es más dificil porque están mojados de ayer.
Con una disciplina Suiza, a las 10 nos ponemos en marcha para acercarnos al barranco. Vemos, a lo lejos, el pantano de Guadalest.
El inicio del barranco es bonito pero nada comparado con la parte media y final de la cual no tengo fotos ya que la cámara que utilizo no es sumergible ni le gusta la humedad. Así pues, sólo saco fotos del principio del barranco y del final, cuando ya nos quitamos los guantes y no mojo la cámara.
Entre la foto anterior y la siguiente hay un descenso con multitud de sorpresas en forma de ráppels muy resbaladizos, otros algo volados, algún tobogán, muchos saltos y una gran alegría que acompaña al numeroso grupo de barranquistas a lo largo de todo el descenso creando un clima muy amigable.
Una vez acabado el descenso, volvemos a los coches, nos cambiamos y, en el mismo pueblo, comemos una paella que habíamos encargado antes de empezar el barranco.
La ruta del GPS es la siguiente, aunque un poco retocada y limpiada, ya que, como bien sabeis, dentro de un barranco estrecho las señales de los satélites rebotan y crean un barullo de track impresionante.
Iniciamos la dura y penosa prueba de ponernos los neoprenos y hoy, aún es más dificil porque están mojados de ayer.
Con una disciplina Suiza, a las 10 nos ponemos en marcha para acercarnos al barranco. Vemos, a lo lejos, el pantano de Guadalest.
El inicio del barranco es bonito pero nada comparado con la parte media y final de la cual no tengo fotos ya que la cámara que utilizo no es sumergible ni le gusta la humedad. Así pues, sólo saco fotos del principio del barranco y del final, cuando ya nos quitamos los guantes y no mojo la cámara.
Entre la foto anterior y la siguiente hay un descenso con multitud de sorpresas en forma de ráppels muy resbaladizos, otros algo volados, algún tobogán, muchos saltos y una gran alegría que acompaña al numeroso grupo de barranquistas a lo largo de todo el descenso creando un clima muy amigable.
Una vez acabado el descenso, volvemos a los coches, nos cambiamos y, en el mismo pueblo, comemos una paella que habíamos encargado antes de empezar el barranco.
La ruta del GPS es la siguiente, aunque un poco retocada y limpiada, ya que, como bien sabeis, dentro de un barranco estrecho las señales de los satélites rebotan y crean un barullo de track impresionante.
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