lunes, 5 de septiembre de 2016

Ultra trail Echappee Belle.


Este año la ultra que me he propuesto correr es la Echappee Belle, en La Savoya francesa, con salida en Vizille y llegada a Aiguebelle. 144 km, 11000 m. de desnivel + y 11000 m. de desnivel-.
Estaba apuntado el año pasado, pero por la enfermedad no pudo ser. Este año ha caído. Nos vamos a Francia, Chambery, donde hemos establecido el cuartel de campaña. 
El poderío de los Savoya.

Llegamos dos días antes para aclimatarnos y visitar la capital de la Savoya. Una ciudad encantadora.
Pero el viernes a las 2 de la mañana nos ponemos en pie para ir a Aiguebelle, donde me dejan y un bus de la organización me lleva a Vizille, donde sale la carrera. Llego a las 5 y nos dan desayuno, que a la postre va a ser el mejor avituallamiento de toda la carrera.
A las seis nos sueltan y en previsión lo que nos espera salimos pausados.
Nos esperan 16,5 km de subida constante hasta la estación de Arselle. Vamos por bosques frondosos y pasamos por el coll de la Madeleine. Ritmo suave, constante, buenas sensaciones y llegamos. Buen avituallamiento, pero no hay ni habrá isostar en ninguno de los avituallamientos. Nos dan agua con gas. la pruebo y me sienta como el culo. Tengo que beber mucha cola y agua normal para evitar las arcadas. En la estación, que está a 1600 m., no veo ni un sólo cañón de nieve. Que suerte tienen estos franceses.
Continuo el camino y la subida al segundo avituallamiento. Dejamos atrás los bosques pero el paisaje sigue siendo soberbio y absorbente. Ayuda a subir las cuestas. 
Lacs Robert
Segundo avituallamiento: Refuge de la Pra. Hace falta reponer energía porque enfilamos la subida al punto más alto del ultra: la croix de Belledonne (2889 m.)
Pasamos por algún nevero, pero no son necesarios los crampones. Suerte tengo porque no los he cogido.
Y llegamos al cielo. Vistas impresionantes que merecen un buen descanso después de ocho horas de continua subida. Ha merecido la pena. Me sale una media de casi 3 km/h. Estoy bien de fuerzas y psicológicamente muy animado.
Como siempre bajo mucho mejor que subo y adelanto a unos cuantos que no habían tenido consideración conmigo en la subida a la Croix de Belledonne.
Lac Blanc

De donde venimos: la croix de Belledonne.
10 horas corriendo para hacer los 38,4 km que me dejan en el refuge Jean Collet, a 1936 m. de altitud. Es la hora de comer y me espero un plato de macarrones o arroz, algo sólido y el avituallamiento es un fracaso: poco variado y sin macarrones. Nos ofrecen una sopa Juliana, que sólo olerla me dan ganas de vomitar. Pero los franceses la comen con mucho apetito. El isostar no aparece por ningún lado y como sustituto nos ofrecen agua con gas, bebida con la que nunca he podido. Pinta jodido lo de los avituallamientos. Me tomo dos cafés y cuatro trozos de coca. Suerte que llevo piñones y salchichas de Pascua en la mochila y voy tirando de ellas cada hora.
A por la siguiente subida: col de la mine de fer y la brèche de la Roche Fendue (2474 m.) Subidita pesada y se empieza a hacer de noche. Guardo la cámara y enciendo el frontal
Avituallamiento de Habert d'Aiguebelle, de lo peorcito de la carrera, tan malo que casi no tengo recuerdo de el. Menuda nochecita me espera. Por no ir bien no va bien ni el seguidor de la página de internet. No quedan reflejados los tiempos de paso ni la hora a la que llego.
Salgo de Habert algo decepcionado y a ver si puedo con el col de l'aigleton (2259 m.) y el de la Vache (2538 m.). Puedo pero la bajada hacia les set laux se me hace muy dura. Debe ser muy bonito el paisaje, pero yo sólo distingo la luz de las estrellas.
No puedo más y decido parar a hacer la microsiesta que tenía pensada para antes de llegar a Pleynet. Son 14 minutos de sueño totalmente reparador. Me levanto y hago una bajada bastante buena hasta el avituallamiento de Pleynet, donde esperaba un surtido pantagruélico de productos y vuelvo a encontrarme con la sopa y el agua con gas. No puedo más y estoy tentado de abandonar. Por haber no hay ni un lugar para cambiarse. Fatal la balsa de vida. Tomo un café que debe ser el peor de toda la carrera y a los 100 m. de dejar Pleynet vomito lo poco que había comido. Hasta el balizaje lo encuentro peor señalizado. Me empiezo a llenar de malos presagios. no se si acabaré la carrera.
La siguiente subida la hago arrastrando los pies y con muy pocas convicción. Me pasan corredores en un goteo constante. Cada 50' me paro, como piñones y salchichas y sigo adelante. Creo que en el 2º chalet de la petite valloire, decido hacer la segunda microsiesta de 15 minutos mirando hacia Peynet. Duermo profundamente y 1' antes de que suene el despertador me despierto voluntariamente muy recuperado, al menos de ánimo. Los 1000 m. de desnivel negativo hasta Gleyzin los hago a un ritmo bastante aceptable. Viendo, en casa, la evolución de la carrera observo que en este tramo he adelantado casi a 100 corredores. ya voy el 192. Debe ser que muchos abandonaron en Pleynet.
En Gleyzyn se portan con el avituallamiento y doy gracias porque voy a enfrentarme a la subida de Moretán, 1400 m. de D+, para llegar a los 2474 m. de altitud.
Voy despacio pero muy bien, aunque observo que empiezan a pasarme corredores con una facilidad pasmosa y me deprimo hasta que caigo en que son los de la carrera de 85 km. Así y todo el Moretán es el Moretán y me cuesta Dios y ayuda coronarlo. Pero cae y al otro lado veo un nevero con una fuerte bajada. 

Subida al Moretán
La organización ha puesto una cuerda y con ella y haciendo pases de esquí, lo bajo en un santiamén y llego al avituallamiento de Périoule.
Bajada del Moretán
De Périoule salgo un poco despistado y sin saber muy bien lo que me espera. Pensaba que empezaba a subir y aún bajo hasta el Plan de l'ours (1296 m.) y aquí es donde empieza la subida más fátidica, para mí, de toda la carrera: llegar a L'alpage du compas (1740 m.) me cuesta lo que no está escrito. El sol pega en la espalda como si quisiera matarme. En cada reguero paro a beber y paro en cada sombra y para cada vez que veo una fresa para comerla y paro y paro y me pasan y me preguntan si va bien. !Que cara debo tener¡ Yo contesto que OUI. Pero no es verdad. Pienso seriamente en abandonar en Super Collet, que creo que es lo alto de una montaña y miro a mi derecha y veo lo que me queda y me entran ganas de morir. Pero estoy equivocado y Super Collet no es la montaña que veo a la derecha sino una estación de esquí que diviso despues de subir el collado y me da tanta alegria que me pongo a correr desaforadamente hasta que llego al avituallamiento.
Hago el segundo cambio de ropa. Me avituallo bien con café y coca y plátanos y salgo bastante recuperado anímicamente. Intento hacer la tercera microsiesta pero no soy capaz de dormirme así que continuo subiendo y bajando, pero ahora con buen ritmo.
Avanza la tarde y entramos en la segunda noche.

Última tarde
La subida a la intersección de la crête des Férices (2254 m.) y al col d'Arpingon (2259 m.) la hago mucho mejor de lo que pensaba. A la mitad intento dormir algo pero empieza a llover. Mala suerte. Me pongo en marcha de nuevo.
Bajo al avituallamiento de Val Pelouse a buen ritmo. Cambio de pilas en todos los aparatos y hago un buen avituallamiento, de nuevo con café y cocas y plátanos y, siempre, a medio camino, cada hora: mis piñones y mis salchichas de Pascua.
Salgo del avituallamiento pensando que es el penúltimo, es decir que el siguiente ya es la meta porque he visto en el perfil que hay 9 km de bajada. miro el tiempo y haciendo cálculos  creo que voy a bajar de 46 horas, que es un tiempo impresionante. Todo ese desbarajuste de ideas hace que vaya bien en las subidas pero es que en la larga bajada empiezo a correr desbocado, adelanto a cerca de 30 corredores. Estoy exultante. No quepo en mí. Y llego al avituallamiento al esprint: como un gilipollas. Me doy cuenta que no es Aiguebelle y me entra un bajón que me dan ganas de llorar.
Pero pienso que queda poco, que casi la tengo. Tomo algo de café y salgo rápidamente para no dar tiempo a la mente para que piense malas cosas.
Empieza a amanecer y de nuevo vuelve la confusión de objetos. Pues creo que toca dormir otros 15'. Me aparto un poco del camino y caigo rendido inmediatamente. Pero despierto 2' antes de que suene el despertador. 13' de sueño reparador que hacen que me enfrente a lo que me queda con ánimos renovados. Las piernas las tengo bastante bien. No he sufrido calambres, contracturas, tirones, nada de nada. Las tengo un poco pesadas, pero una vez que he llegado al Fort de Montgilbert (1348 m.) que es el punto más alto antes de meta, retomo la carrera trotona que va haciéndose cada vez un poco más rápida, aunque no mucho. Adelanto a otros 6 o 7 corredores más y entro en meta con buena velocidad 
y muy contento por acabarla y porque allí me esperan; Amparo, Mari y Ximo con los que me fundo en un gran abrazo.
El avituallamiento final es acorde con los que ha habido a lo largo de la carrera: bastante malo. Sólo me toca una cerveza. Me la bebo y nos volvemos a Chamberí a ducharme y dormir un poco.
Analizando la carrera desde la barrera debo decir que estoy muy contento de haberla podido acabar. 
Posíblemente es la carrera más dificil que he corrido: por el desnivel, por la parte técnica y por el calor excesivo que nos fustigó durante todo el recorrido. Sólo decir que me pasé toda la carrera con una camiseta, sin ponerme cortavientos ni ninguna otra prenda.
Me han ido muy bien las microsiestas, cuatro en total, de 15'. También ha sido un éxito el ir comiendo cada hora y bebiendo cada media. Todo ello ha hecho que acabe con muy buenas sensaciones a pesar que sufrí lo indecible en las fuertes subidas que coincidían con mucho calor. Son dos cosas que no se me dan bien: ni el calor excesivo, ni los desniveles abultados. Soy más de subidas tendidas aunque tengan mucho desnivel al final.
Todo un éxito salir de los últimos de los 500 que había apuntados y llegar a meta el 118. Mejorando posiciones en cada avituallamiento.
Carrera totalmente recomendable. Los paisajes son fabulosos. Los voluntarios muy atentos y sólo pondré como aspecto negativo los avituallamientos. Aunque tengo que decir que es una cuestión particular ya que veía que los franceses comían hasta con gula la sopa que nos daban y bebían el agua con gas a litros. Por eso pienso que es una cosa mia: que no acertaron con lo que me gusta y me va bien.

Domingo de descanso y el lunes, aprovechando el viaje, decidimos pasarnos por Annecy: la Venecia de los Alpes. Una ciudad muy bonita, llena de lugares encantadores y de turistas como nosotros.

Annecy
Por la tarde pasamos a Italia y caminamos por el puente tibetano de Claviere. Casi 500 m. de puente. Una gozada.
Claviere
Por la noche paramos en Briançon: patrimonio de la humanidad por su sistema defensivo, obra de Vauban. Damos un paseo por la noche y a dormir.
El martes toca ir hacia Valencia pero por el camino vemos indicado Arlés y paramos a hacer el recorrido romano. impresiona ver cómo se ha conservado y la grandiosidad del  monumento. Digno de visitar.
Arlés
Llegamos a casa a la una de la mañana y damos por concluido el viaje y la temporada de carreras. Ahora a planificar la siguiente. A mi me da que la ultra va a ser en Italia. ya se verá.