viernes, 8 de abril de 2022

Ultra Trail Trencacims 2022

Llega el 2 de abril de 2022 y tengo cita con La Trencacims, carrera de 75 km y 5300 metros de desnivel positivo, según dice la organización (a mí me salieron bordeando los 6000). Se desarrolla en el fastuoso parque de Els ports en la provincia de Tarragona y limítrofe con Teruel y Castellón. 

Hace 7 años me inscribí y por problemas con el cáncer no pude correrla. Luego vino la pandemia y hasta este año no se me ha arreglado.

La tengo como parada y fonda para ver cómo me encuentro de entrenamiento para la Pica Pica de Agosto , en Francia. En principio parece que es dura y bastante técnica pero me enfrento a ella pensando que voy a acabarla en 15 h 30’. La organización da 19 h. para finalizarla.

En esas estamos y el sábado a las 6 de la mañana dan la salida, siempre espectacular y nos vamos a por los primeros 850 D+ en los primeros 6 km de carrera.

El ritmo es alegre pensando en lo que me espera. La temperatura muy baja, rondando los 0º acompañada de un aire infernal. Pero estoy entero y me enfrento a todos los obstáculos con alegría y despreocupación. Pasa por el Coll de la Gilaberta y empieza a amanecer. Los paisajes son soberbios y me levantan la moral, aún intacta. Paso por un pequeñito y coqueto lago de montaña (Bassa de la Refoia) y, directamente, me encamino a uno de los puntos emblemáticos de la prueba: el forat de la Finella, una estrecha grieta por la que pasamos todos los corredores.

La carrera sigue. Continuo a un ritmo de 5 km/h, que es lo que tengo pensado. Subo, bajo siempre azotado por un viento infernal que hace que no me quite el impermeable y los guantes en toda la carrera.

Después de casi 6 horas y 30’ llego al avituallamiento de Sant Roc: un lugar muy bonito, sembrado de mesas y bancos de piedra. Investigando, descubro que cada banco pertenece a una familia del pueblo y lo utilizan dos veces al año, cuando suben a la ermita. Avituallo, me hacen control de material y me prepara para otra larga subida que me llevará al Cim de l’Espina que con 1181 m. es el punto más alto de la carrera.

Allí hay una fotógrafa esperando para hacernos estas fotos tan impresionantes. Mil gracias.


En la subida, aunque las piernas me van bien y no tengo ningún músculo sobrecargado, empiezo a notar que no subo con presteza, al menos con la presteza que creo que debería tener. me pasan los corredores con una alegría inusitada y rápidamente los pierdo de vista.

La alegría no me falta pero las fuerzas ya es otro cantar. Me falta fuelle y empiezo a pensar que, quizás, me excedí en el entrenamiento de  la última semana y lo voy a pagar caro. No debí pensar que la carrera no sería tan dura. En fin, otra enseñanza más para el amplio bagaje que ya atesoro sobre las carreras por montaña.

Cuando nos separamos de los corredores de la carrera de 50 km (sobre el km 41), estoy tentado de seguirlos y olvidarme de hacer la de 75. pero si algo soy es muy cabezón y no desfallezco. por estos collados hace un aire del demonio, que, a veces, me levanta medio metro del suelo. Hay un momento en que debo cruzar un pequeño collado y sopla tan fuerte el aire que tengo que tirarme a tierra y a rastras pasar al otro lado para que no se me lleve alguna corriente. Bestial.

A pesar de cansancio y del aire llego al km 50 y al 58 (Fonts del Toscar), donde está la bolsa de vida y me cambio de ropa y sigo camino hasta Alfara de Carles donde se inicia otra larga subida hasta el Coll de Paüls y una pequeña bajada y más subida y bajada hasta la Font del Teix, último avituallamiento antes de la meta. Dicen los buenos voluntarios que lo que queda ya no es nada y poco técnico. En la mesa de avituallamientos veo cervezas y pido una, que me entra de maravilla. La acompaño con cortes de jamón: gloria bendita. Los voluntarios me animan a que siga la carrera. Me dicen que es para que no me enfríe. Pero yo creo que piensan que todavía me beberé otra cerveza. Ganas no me faltan. Inicio el tramo final más alegre, sin problemas en los músculos pero con menos fuerza. Da igual porque sólo faltan 6 km. La Trencacims, después de 7 años, ha caído Hago la entrada al pueblo desde lo alto 

                                           

y voy bajando por sus calles hasta la meta donde tengo a mi pacer más especial esperándome.

Al final he podido con ella. Aunque los últimos 25 km han sido un poco penosos. Sin dejar de correr, cuando podía, me han adelantado unos 20 corredores. Indicativo de que mi cuerpo no andaba muy fino. Pero todo ello está olvidado y sólo retengo y guardo las espléndidas vistas y hermosos paisajes que la carrera me ha deparado. Y no me olvido de la organización, que para mí ha sido perfecta, con unos voluntarios y fotógrafos admirables Muchas gracias a todos por todo.

                          

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