Una más para la saca y ya van cinco CMAJ. Es, sin duda, la ultra que más me
gusta porque no está masifica, porque pasamos por la sierra de Espadán (para mí
la más preciosa de la Comunidad), por la organización, en especial Tomás (alma
mater de la prueba) y por la forma especial de marcaje: no existe. La
organización nos proporciona el Track y los waypoints y cada uno con su GPS se
busca la vida para llegar a meta. Eso supone estar más pendiente del GPS porque
es fácil perderse o pasarse de desvío, en fin un aliciente más para hacer la
carrera un poco más salvaje.
Como en otras muchas carreras, la historia comienza con mi buen amigo
Alfredo y yo cogiendo el coche de muy buena mañana para estar en Alfondeguilla
poco antes de las 7 de la mañana, que es la hora de la salida. Por mi parte, la
historia comienza un poco antes ya que el viernes por la noche debo asistir a
una boda ineludible y que me apetece mucho. Por todo ello hago una buena siesta
en previsión de que dormiré poco por la noche. Al final consigo dormir 3 horas
y a las 4 h. 30’ suena el despertador.
La carrera, como siempre, inicia su rodadura de forma muy informal
diciéndonos Tomás que podemos salir cuando queramos, que no hay disparo de
salida ni ninguna otra parafernalia. Así que los cerca de 30 aventureros salimos,
unos con mucha prisa y otros, como nosotros, más suavemente, reservando fuerzas
desde el primer momento.
Las previsiones del tiempo hablan de que lloverá lo suficiente como para
hacernos la carrera un poco más difícil pero no es así y la climatología nos va
a respetar durante todo el día. Y digo día porque eso es lo que estuvimos
corriendo (cuesta abajo) y caminando: 25 h. 45’.
El paso por la sierra de Espadán, como siempre, es sorprendente y
gratificante. Paisaje agreste, adornado con multitud de alcornoques.
Subimos 7
picos antes de coronar el Espadán, desde donde divisamos el siguiente: la
Ràpita. Los pasamos todos alegremente y con la consigna de correr sólo en las
bajadas e intentar seguir una media de 4 km y medio por hora. Lo vamos
consiguiendo. Por el camino nos servimos de los múltiples alimentos que nos
ofrece la santa y buena madre naturaleza que nos permite recoger y comer:
moras, higos y uvas, no necesitando más aporte energético que el bocadillo de
la comida. Yo, especialmente me pongo ciego, creo que como más fruta que en la
última semana.
Pasamos por Pavías y su fuente mágica, de agua clara y sobre todo fresca
que nos invita a remojarnos y solazarnos un poco pero no mucho porque si no se
nos estropea la media de quilómetros por hora.
Cerca de Pavías se encuentra
Higueras pero con menos encanto y sin fuente así que no nos detenemos y
atacamos el alto de las Palomas, la tercera gran altura de la jornada (casi 900
m.). Siendo fieles a la verdad, casi ni nos enteramos de la subida porque es
muy tendida y en muchos tramos por pista, que nos permite bastonar alegremente.
Debemos ir muy bien porque aún mantenemos una conversación bastante constante y
congruente. Yo sigo comiendo de todo lo que encuentro y es comestible. Lo único
que no pruebo son los jínjoles y las granadas, los primeros porque no me gustan
y las segundas porque no me veía comiéndolas con facilidad.
Desde el alto las Palomas hasta el siguiente pueblo: Montán, todo el camino
es de bajada y, aunque, no podemos decir que imprimimos un ritmo frenético a la
bajada, si que aumentamos la velocidad de desplazamiento consiguiendo llegar a
casi 5 km la hora y nosotros, atontados que estamos, ya nos hacemos cábalas
sobre que si mantenemos este ritmo conseguiremos bajar de 23 h.
Llegamos a Montán, donde hay un puesto de control, cargamos agua y a
enfrentarnos al desnivel más grande de la carrera: unos 700 m. de desnivel
positivo en unos 10 km, que nos dejará en el alto de Santa Bárbara de Pina.
Nada más salir de Montán se nos une Ramón Grau, que se había quedado descolgado
del grupo anterior hace muchos km y le apetecía compañía. Vamos a compartir la
ruta un buen puñado de km. Y también parte de sus longanizas, cosa que se
aprecia en la foto de abajo, donde aparecemos todos con el gesto torcido,
masticando el delicioso fiambre.
Tiene gracia la cosa porque Ramón nos invitó a
algo de comida pero pensamos que serían barritas o cualquiera otra cosa
parecida y , Alfredo y yo, le dijimos a la vez que no , gracias. Pero cuando
sacó la bolsa de las longanizas cambiamos, inmediatamente y de forma servil, de
parecer para pedirle, rogarle, que nos dejara probarlas.
Esta subida nos va a dejar las cosas claras respecto a medias y otras
mandangas.
La primera es que no vamos a acercarnos a 5 km/h ni en sueños y la
segunda es que ya notamos que vamos cansados y la subida, aunque bonita,
se nos
atraganta un poquitín. Lo interesante de la subida es que hemos descubierto una
buena zona de rebollones y, además, en el alto las vistas son impresionantes y,
sobre todo, se ve Pina, el siguiente avituallamiento, donde nos cambiaremos de
ropa y haremos una cena en condiciones, consistente en un consomé, un bocadillo
de tortilla francesa con jamón, bebida y café (todo entra dentro de la
inscripción, otro aspecto para hacer de esta ultra una de mis preferidas).
Aunque estamos cansados decidimos elegir de bebida una litrona, de la cual
vamos a dar buena cuenta, especialmente Ramón y yo.
Acabamos la cena y nos ponemos en marcha. Yo intento iniciar un ligero
trote pero la tropa se niega, así que seguimos caminando y creo que no
volveremos a correr en toda la carrera.
Ramón, que va sintiendo cada vez más dolor en la planta de los pies, va a
retirarse en el siguiente control. Lo sentimos porque hemos mantenido una buena
conversación que nos ha hecho la marcha más llevadera.
Como dice Tomás, esta etapa de las planicies de Teruel, son duras y
necesitamos que la mente trabaje para no desmoronarnos. Además cuando se acaba
el llano nos encontramos con la muela de Sarrión que, esta vez, no nos parece
tan pesada como las anteriores que la hemos subido. Puede ser porque sabemos
que arriba nos espera un avituallamiento con café calentito y tostada con miel
preparado todo, con mucho cariño, por el inigualable Ramón. Otra persona
importante en la organización de la carrera.
El resto de la carrera es un constante subir hasta llegar a la falda del
Javalambre bis (pico al cual los lugareños se refieren como el auténtico Javalambre).
Tomás para que no haya dudas con la prueba ha decidido que pasemos por los dos
y así está la ecuación solucionada.
Al tiempo que iniciamos la subida del pico Javalambre bis, el sol empieza a
despertar ofreciéndonos una imagen fastuosa de la zona. La saboreamos golosamente
porque vemos que la niebla se avecina, acompañada de un aire demencial que, en
la cresta del pico, nos obliga a ir con cuidado porque nos hace tambalear. Tarea
imposible es intentar utilizar los bastones porque la fuerza del aire impide
que podamos ponerlo en el suelo. Pasamos el cresterio como buenamente podemos y
poco a poco nos acercamos al final, seguidos muy de cerca por el grupo de los
Zancadas. Intentamos imprimir un poco más de ímpetu a la marcha por aquello de
que no nos sobrepasen justo al entrar por la meta pero ni por con ese aliciente
somos capaces de mejorar el ritmo y si entramos un poco antes que ellos es
porque iban tan afectados como nosotros.
En meta está Tomás esperándonos y se ofrece a bajarnos al refugio ya que,
aunque tenemos fuerzas, ya no nos quedan ganas para caminar más. Subimos al
coche y en un periquete nos deja en el refugio donde tomamos un café con leche
calentito, nos duchamos y a dormir 3 horitas hasta la hora de la comida.
Este año como hay pocos inscritos bajamos hasta Alfondeguilla en los coches
de la organización.
No quiero acabar esta crónica sin volver a recomendarla encarecidamente
para si hay algún ultratrailero que lee el relato y le entra el gusanillo. Es
dura y emocionante. Con paisajes excepcionales y con mucha aventura.
No sé si el año que viene la haré, pero tengo por seguro que volveré a
repetirla.
Que grande eres Antonio¡¡¡¡¡, otra mas para la saca, que buena pinta tiene esa ultra, bueno, parece mas una aventura y encima en ambiente familiar
ResponderEliminarun saludo¡¡¡
Hola David: estuve tentado de llamarte por si te animabas a correrla, para invitarte a casa, pero viendo que tampoco paras, decidí dejarlo para otra ocasión. Así que ya sabes, si te animas aquí tienes donde hospedarte.
Eliminarsalud y montaña
Desde luego Antonio que todos hablan maravillas de esta ultra "casera" porque realmente es casi en "familia" y muy disfrutona y a la vista de tu crónica está. Enhorabuena una vez mas, tendré que apuntarla en la lista de ultras que hay que hacer al menos una vez en la vida. Gracias por compartir tu experiencia.
ResponderEliminarDe verdad, Miguel, si tuviera que recomendar una sola de las que he corrido esta sería la primera de la lista. Es dura de narices y como es lineal, el desnivel positivo es bastante más que el negativo. pero sobre la recomendaría porque no está masificada y porque palpas que la organizan con mucho cariño y no soo por el negocio. No te arrepentirás si la corres.
EliminarHola Antonio, soy Diego uno de los Zancadas que iban detrás de vosotros, completamente de acuerdo con todo lo que pones en la crónica, enhorabuena por tu quinta CMAJ, nosotros el año que viene seguro que intentamos ir a por nuestra segunda. Saludos
ResponderEliminarHola Diego: gracias por utilizar parte de tu tiempo en la lectura de a crónica. Recuerdo que iba diciédole a Alfredo, mi compañero, que no teníamos que agobiarnos, por si nos adelantabais, que era preferible que nos hubierais adelantado 30 km antes y no a las puertas de la meta pero, nos daba absolutamente igual si nos pasabais, lo cierto es que nosotros íbamos a acabarla que era a lo que habíamos venido. Esta es otra de las cosas por la que me gusta la carrera: porque no hay clasificaciones, ni trofeos. A fin de cuentas que mejor trofeo que disfrutar pasando por la meta.
EliminarUn saludo y a ver si coincidimos en alguna carrera más.
Hola Antonio, veo que no fui el único que sufrió el viento, yo solo pensaba "esto no es normal" y mi miedo era que me arrancara la frontal y quedarme a oscuras!! Completamente de acuerdo contigo: para repetir, no sé si el año que viene o más adelante, pero yo siempre vuelvo a Javalambre. Un abrazo! Y suerte en la UT del Rincón, ¿cómo puedes con todo? Pedazo de máquina estás hecho!!
ResponderEliminarEstimado Antonio: primero comentarte que me gusta mucho tu relato, se nota que es sincero, fresco y divertido.Te escribo porque yo la intente en 2011 y mi mente me abandono a los 71km....bueno es una espinita dulce que tengo y que este año ( corroboro contigo lo de la excepcionalidad de la gente que lo lleva) la hare con mi conpañero de fatigas que es mi hermano en autosuficiencia, y al no seguir estos años anteriores y ver tu relato me surje una duda... ¿ ya no se va por el Mas de Noguera? hablas de Montan y cuando yo la intente no era asi.Me gustaría fueses tan amable de aclararlo, repito gracias
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