Puedo comenzar el relato a las 7 de la mañana del viernes día 8 de
junio. Es la hora a la que me levanto y van a pasar muchas horas antes de que
vuelva a poder acostarme en una cama.
Hoy es el gran día que llevo esperando todo el año y para el que
me estoy entrenando a fondo. A las 7 de la tarde darán la salida del 1r ultra
trail del Rincón con 170 km de recorrido y 6800 m. de desnivel +.
A las 3 h 30' pasa a recogerme Alfredo y nos encaminamos hacia el
precioso enclave del Rincón de Ademuz, rodeado completamente por la provincia
de Teruel pero perteneciente a la provincia de Valencia. Todo ello debido a que
allí el río Turia mejora el caudal con las aportaciones del río Bohilgues y el
Ebrón y al antiguo reino de Valencia le interesaba controlar el enclave del
Rincón para tener asegurado el suministro de agua a la ciudad de València.
Llegamos a las 6 y nos vamos a la plaza del pueblo
para recoger
los dorsales y dejar las 3 bolsas con ropa y zapatillas para cambiar a lo largo
de la carrera. Nos encontramos con Rafa, Vicente y Winny, que con Alfredo van a
correr la carrera de 100 km. Ellos pasarán la noche en una bonita casa del
pueblo de Vallanca y empezarán a correr el sábado a las 6 de la mañana.
Aprovecho los momentos antes de la salida para charlar y cambiar
impresiones con los corredores que conozco. Alejandro Galindo, con quien ya
coincidí en la Ronda de Andorra, me dice que piensa hacerla en 24 horas, que
vienen a ser unas 10 menos que las que yo creo que emplearé . Dice que es
bastante corredora y que si las molestas que arrastra lo respetan puede
hacerlo (al final la lesión que lleva arrastrando le va a obligar a retirarse en el Royo).
Yo no entiendo, o ya no estoy en edad de entender eso de que una
carrera de 170 km puede ser corredora.
A mí, aunque me lo pusieran todo cuesta
abajo y con buen firme seguro que no me salía corredora. Pero tiene razón
Alejandro y ves los tiempos que hacen los primeros y te preguntas ¿cómo tienen
que ir para sacarme tanto tiempo?¿cómo hacen las bajadas y las subidas?. En
fin, otro mundo.
A la hora prevista dan la salida y los 30 corredores presentes
tomamos la salida desde la plaza de Castielfabit. El chico que nos da la salida
dice que el recorrido por el pueblo no está marcado pero que debemos seguir la
calle ancha abajo y encaminarnos hacia el río. Es gracioso porque la calle
ancha en su parte más amplia no llegará a 5 m. lo cual da idea de lo estrechas
que deben ser el resto de las calles del pueblo.
Los primeros 10m km son los únicos que se me hacen corredores
porque es cuesta abajo y porque son los primeros. Da tiempo a pararse en algún
cerezo y probar las sabrosas cerezas de la comarca.
Y bien saben los que me
conocen que paro varias veces porque no puedo dejar pasar un cerezo sin probar
sus frutos como no puedo pasar por una fuente sin probar su agua.
A partir del km 10 la carrera deja de ser corredora y empieza la
primera subida. Debido a que no me había estudiado bien el perfil me lleve una
desagradable sorpresa porque pensaba que la subida vendría 10 km más adelante.
Pero no pasa nada cambiamos el chip, sacamos los bastones y con un ritmo
frenético auspiciado por ir en compañía de un numeroso grupo hacemos la subida
a muy buen ritmo. Pienso yo, ahora que he acabado la carrera, que demasiado
bueno. La bajada hasta Mas del Olmo,
también, es muy rápida y nos plantamos en
el pueblo a una media de 6’ el km: una locura.
Relleno los bidones de agua y bebo Isostar y salgo solo del
avituallamiento. Espero que me cojan pronto, pero pasarán muchas horas hasta
que vuelva a coincidir con algún corredor.
De hecho desde las 9 de la noche
hasta las 9 h. 30’ de la mañana no vuelvo a ver a Javi y Francisco. Coincido
con ellos cuando yo dejo el avituallamiento de Ademuz en el km 74. Esto hace
que suba al alto de Barracas (1838 m) yo solo y que baje solo a Puebla de San
Miguel, un pueblo raro porque no está al lado de ningún río. Subiré el
Tortajada (1517 m) sin compañía y cuando empiezo a bajar hacia casas Bajas hace
acto de presencia la niebla y dificulta enormemente el descenso porque lo
hacemos casi campo a través y no se divisan nada bien las balizas reflectantes
que han puesto los de la organización. Suerte que llevo el GPS y me guio por el
track. Para acabar de rematar la jugada y por si la niebla era poco, nos meten
por un barranco bastante técnico que si lo cojo de día hubiera disfrutado
saltando entre las rocas pero que por la noche me da más respeto que otra cosa.
Así que poco a poco paso el barranco, el cielo se despeja de nubes empieza a
llenarse de estrellas. En la vida había visto la Osa Mayor tan cerca. También
sale la luna un poco menguante pero así y todo espléndida.
Amanece y llego al avituallamiento de Casas Bajas: bebo Cola y me
como un bocata y de fruta cerezas del camino. Al lado de la senda que me lleva
a Casa Altas veo un animal muy raro
y pienso que ya me empiezan las
visiones pero cuando me acerco más observo que es un Tejón. El primero que veo en
mi vida. Es que en estos trails como estás mucho tiempo corriendo te da para
que puedan sucederte una infinidad de cosas, la mayoría de ellas interesantes.
Bueno, he pasado la primera noche en solitario y los que me siguen
creo que van 30’ por detrás así que seguro que llegaré a Ademuz en solitario y
retrasado respecto el horario que me había hecho que era llegar sobre las 7 de
la mañana para después intentar conectar con Alfredo que habría salido a las 6
h de la mañana en el trail de 100 km. Pues no pudo ser.
Llego a las 9 de la
mañana y ya veo que no daré alcance a Alfredo, Vicent, Rafa y Winny. pero mirad que cara de felicidad llevo despues de 70 km.
Cuando salgo del avituallamiento aparecen Javi y Francisco que poco después me adelantarán y bajando al Negrón los pasaré yo y ya no volveremos a coincidir hasta la siguiente noche sobre las 2 o las 3 de la mañana, que no lo sé exacto porque llevaba una pájara del demonio.
Cuando salgo del avituallamiento aparecen Javi y Francisco que poco después me adelantarán y bajando al Negrón los pasaré yo y ya no volveremos a coincidir hasta la siguiente noche sobre las 2 o las 3 de la mañana, que no lo sé exacto porque llevaba una pájara del demonio.
Desde Ademuz a Vallanca se va por la ribera del río Bohilgues
y
son unos de los ratos más agradables del trail porque la senda está muy bien,
hay sombra, vegetación exuberante y mucha agua. Vamos: perfecto.
Y se acaba el
río y a subir y bajar para llegar al
Negrón donde está el siguiente avituallamiento. Deben ser las 10 de la mañana y
el sol castiga de lo lindo así que la subida al Talayón (1601 m) la hago como
puedo, esto es despacio pero a ritmo.
Tenemos que subir hasta arriba del todo,
porque hay un control y volver a retroceder. Algunos corredores no se dan
cuenta del desvío y no suben y son penalizados con 10’ al llegar a meta.
Bajo del
Talayón hasta el km 100, siguiente avituallamiento, y si pensaba que lo peor ya
estaba pasado, me equivocaba. Hacemos una bajada a una rambla por una pista con
un firme lamentable y endurecido como si fuera cemento. Tengo que mirar bien
donde piso. En el barranco veo que me envían, de nuevo, a subir por otra
torrentera terriblemente empinada y que, creo, es la que más me cuesta subir de
todo el recorrido. Paso por la base del Cabezo y continúo hasta Arroyo Cerezo.
En el avituallamiento como mucha sandía y gazpacho. Sé que me repetirá pero
está fresco y muy bueno así que me bebo tres vasos y a subir la penúltima que
es la Cruz de los tres reinos (1558 m), una muela impresionante y que me va a
costar dios y ayuda subirla, recorrerla y bajarla. Cuando empezaba la subida me
encontré con Rafa, Vicent y Winny que me dicen que seguro que hago la vuelta en
1h 45’ y que tenga cuidado porque hay un control y tengo que pasar por él. Como
esta parte tampoco la tenía muy estudiada pensaba que sólo era subir y bajar.
Pero no sabía que tenía que rodear completamente la muela.
En fin un
despropósito. Y la cabeza ya veo yo que no me rula muy fina. la foto la hago por si no encuentro la maldita furgoneta del control, para demostrar que había pasado por allí. La muela se me
hace condenadamente larga y no encuentro el control. Creo que me lo he pasado y
me pongo nervioso. Pero sigo caminando y al final diviso la furgoneta,
que no es una furgoneta sino un 4x4 con dos hombres que me apuntan el dorsal y a intentar acabar de
rodear toda la muela. Cuando empieza la bajada dura veo la única fuente con
agua de todo el trail y me paro y bebo casi medio litro de una sentada y
relleno los bidones porque está fresquísima. Cuando llego, de nuevo a Arroyo
Cerezo, me dicen que he empleado 3 h. cuando lo normal viene a ser 2 h. Al día
siguiente Alfredo me dice que él la había hecho en 1h 15’ y es cuando me doy
cuenta que mentalmente no había ido pero nada fino.
Dejo la
agradable compañía de los voluntarios de Arroyo Cerezo y a caminar y correr si
se tercia. En el avituallamiento había un señor del pueblo que me decía que él
podía indicarme un camino más corto y más fácil para seguir la ruta y los demás
diciéndole que eso era trampa y que no estaba permitido. Es que hay gente buena
allá donde menos te lo esperas.
La siguiente
bajada al barranco del Arroyo del Cerezo se puede definir como muy bonita,
inestable, técnica… pero nunca diría yo que era corredora y la salida-subida más de lo mismo.
Los próximos
km son casi todos de bajada hasta llegar al avituallamiento de la oficina de
información de Castielfabit (km 138 o por ahí cerca). De voluntarias están un
montón de chicas guapas y sobre todo amables que se desviven por hacerte pasar
un rato agradable y están en todo para que no te falte de nada. Muchas gracias.
Y de nuevo a
la canción de siempre: subir, bajar y empezar la última subida seria del ultra
trail, que tiene unos 1240 m y se encuentra cerca de las parideras del collado
de las Salegas Pongo el nombre porque me parece bonito y, además rima. Bueno,
pues esta subida, que en principio no parece muy seria o, al menos, eso
manifiesta el perfil y al final tiene mucha pista (que al decir de 2 corredores
de la trail de 100 km que vi en el anterior avituallamiento con la carrera ya
acabada: era muy corredora. Menuda manía que tienen con decir que es corredora.
Estoy empezando a ponerme de mala leche cada vez que oigo la palabra
corredora). Continúo después de esta disertación. No voy nada bien, camino y no
voy despacio pero es como si fuera un autómata. Paro y me pongo la música que
llevo preparada por si me pasa algo así, pero no me ayuda en absoluto y a los
10’ vuelvo a guardar el reproductor y empiezo a pensar que yo soy mi mujer y
que le estoy diciendo que ella sólo tiene que caminar y subir la montaña y que
deje de barrer que esto no es la faena de casa, que se centre, camine y suba.
Pero a veces me doy cuenta de que soy yo y no mi mujer y me paro y me pongo muy
serio y me digo que soy Toño y que estoy corriendo una ultra trail y todo va
perfecto pero de pronto empiezo a pensar sobre para que estoy corriendo, pienso
si es para ir a algún sitio concreto. Tengo un lío del copón. Y mi mujer que
sigue barriendo y yo renegándola y no sabiendo a donde voy. Lucidez, me paro,
saco la bolsa de almendras y me pego un atracón. Con el tiempo que he perdido
en estas disquisiciones familiares veo que por detrás se acercan luces de
frontales y decido sentarme y esperarlos para unirme a ellos porque me está
empezando a entrar miedo y tengo mucho sueño, cosa que nunca me había pasado en
una carrera. Cuando llegan a mi altura veo que son Javier y Francisco y les
digo que me uno a ellos que he tenido un bajón y a ver si en compañía se me
pasa, si puedo seguirlos. También van bastante afectados así que no me cuesta
acoplarme a su ritmo y coronamos el último pico y ahora yo creo que tampoco
iban muy finos y estaban buscando Tormón, que yo pensaba que era el pico cuando
en realidad era el siguiente pueblo donde se encontraba el control. Estamos un
buen rato con las dudas de si nos hemos saltado el control. Javi llega a decir
que él piensa que estamos volviendo para atrás por el mismo sitio que hemos
venido. Es verdad que también dice que le parece muy raro que nos pase esto
estando tan acostumbrados a correr carreras de este tipo. Y yo que lo que
pienso es que están tan afectados como yo. En un momento de clarividencia me
paro, miro el GPS, avanzo el track y veo que Tormón está más adelante y que
vamos bien. Recomponemos filas y hacemos una bajada bastante corredora, mira tu
por donde, y llegamos al pueblo de Tormón, importante, entre otras cosas,
porque empieza o acaba una ruta preciosa por el cauce del rio Ebrón que nos
conduce hasta el Cuervo.
Al salir de
Tormón vemos la luz de unos frontales que se acercan al pueblo y decidimos echar
el resto para que no nos alcancen los que vienen por detrás, ahora que estamos
tan cerca de la meta. Corremos tanto que los otros dos me dejan detrás. Yo los
dejo irse. Me han ayudado a pasar la peor parte del recorrido y les estoy
agradecido. En poco tiempo dejo de verlos pero yo sigo corriendo en todas las
bajadas y en muchos llanos. Parece que estoy totalmente recuperado: no puedo
correr rápido pero si puedo mantener un ritmo sostenido que hace dos horas me
resultaba inimaginable si es que estaba para pensar algo con conocimiento.
Amanece y
empiezo a ver lo bonito que es el tramo del río Ebrón que estoy recorriendo.
Fantástico, totalmente recomendable para todo tipo de público.
Y queda muy
poco y sigo corriendo, no sea que aparezca algún corredor que me dispute el
sprint final y es tanta la locura que viendo la clasificación observo que Javi
me ha metido 14’ de diferencia desde que me dejaron a la salida de Tormón ( unos 14 km.) pero
yo también les metí a los siguientes casi 35’. Lo que es sacar fuerzas de donde
no las tienes.
Llegada a
Castielfabit y, cómo no, última subida hasta llegar de nuevo a la plaza
solitaria a estas horas de la mañana y pasar, totalmente sobrecogido, por el arco
de meta pensando que sin ser la ultra más dura, sí que es en la que peor me lo
he pasado a pesar de estar mejor entrenado que en ninguna otra. Misterios de la
fisiología o del cerebro que cuando decide no funcionar es capaz de tirar al
traste el entrene mejor preparado.
Pero la acabé
y quedé el segundo de la categoría con un tiempo de 36 h. 24’ 15’’ esto es 4h.
7’ más que el primer clasificado máster y 13 h. 10’ más que el primer
clasificado absoluto.
Y feliz de haber podido con este nuevo reto aunque haya
hecho 3 h más del tiempo que pensaba. Tal vez porque había oído tantas veces
que era muy corredora que me lo creí y calculé mal el tiempo o pude ser que las
pájaras ralentizaran mi ritmo sin yo ser muy consciente. No lo sé y, la verdad,
tampoco me interesa. He conseguido acabarla y eso es lo verdaderamente
importante para mí.
Voy a acabar
el relato con el resumen de la entrega de premios. No es una queja porque me lo
pasé muy bien pero hubo un poco de lio en las clasificaciones finales que acabó
solventándose. Cuando tocaba entregar los trofeos a los másters hubo una
confusión entre máster, veteranos 2 y veteranos 1. Yo que sabía que era el
segundo esperaba que me llamaran y decían otro nombre y se me quedaba una cara
de tonto y vete y explica que no que lo que dicen es de veteranos y vuelven a
decir los nombres y no me nombran. Fue un rato un poco surrealista pero me lo
pasé fenomenalmente bien. Finalmente consigo subir al pódium y cuando me van a
entregar la copa ven, con sorpresa, que ha desaparecido. Yo les digo que no se
preocupen que no tiene la menor importancia, que lo importante había sido la
carrera y haberla acabado. Deciden dejarme otra copa y hacer la foto de rigor.
Cuando ya nos íbamos hacia el coche, llega Manoli corriendo con la copa y
pidiendo disculpas innecesarias porque todos estábamos muy contentos y porque
sabemos lo difícil que es organizar una carrera de semejante calibre y la
suerte que tenemos de disfrutarla cerca de casa, Así que por todo ello. Gracias
Manoli y gracias a todos los voluntarios que habéis hecho posible la
celebración de esta magnífica carrera.
Plano de la ruta.
Track en el wikiloc.
Gracias Antonio por ser tan paciente e indulgente.
ResponderEliminarYa sabes la perfección no existe, un placer haberte podido saludar, aunque haya sido en esa entrega de trofeos incalificable, en algunas cabezas también estaban pesando la falta de sueño acumulado.
Sin saberlo, también probé las deliciosas cerezas que alguien acercó hasta Castielfabit.
Abrazos.
Gracias, de nuevo, a ti y a todos los colaboradores que habéis hecho posible un sueño tan bonito. Insisto: no tengo queja ninguna y me he sentido muy bien tratado en todos los avituallamientos. Ya no veremos en alguna carrera.
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